Descubre si la enfermedad es amiga o enemiga, y su relación con las emociones

by 06 Oct,2020

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Existen al menos 2 vertientes de las enfermedades y sus sintomas:

1) Situaciones inconclusas en el sistema familiar: duelos abiertos, accidentes, abortos, muertes prematuras, entre otras.

2) Las actitudes o hábitos personales: resentimiento, rechazo y/o soberbia contra los padres, exparejas o ancestros, pérdidas importantes (ruinas financieras, padres, hijos), actitud pesimistas y derrotistas ante la vida, falta del sentido de la vida y de motivación.

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Muchas de las enfermedades tienen un fuerte componente de reprimir emociones como la ira, la tristeza y el miedo; dicha represión a veces es confundida con el estado de calma interior.

Se nos ha enseñado por ejemplo que "llorar" es "señal de debilidad", sin embargo, "llorar" tiene un efecto depurador - limpiador en nuestra mente y sistema nervioso.

En este sentido, podemos ver a la enfermedad como "una mensajera" que invita a una transformación interna, a una reconciliación conmigo mismo, con mi familia y generaciones anteriores, con tendencia hacia la armonía interna, la calma interior.

Agregando, por ejemplo, la represión de la frustración contribuye a incrementar el nivel de estrés, y se presenta cuando no puedes llegar a una meta porque crees que una persona u obstáculo se interpuso en tu camino. Entre las causas de la frustración podemos encontrar:

1) El fracaso: uno de los aspectos difícil de enfrentar es el sentimiento de culpabilidad.

2) Las pérdidas: por ejemplo, en el rompimiento de una relación de pareja puede surgir una sensación de sentirse insignificante y sin valor.

3) La falta de recursos.

Si tomamos el ejemplo del enojo, ¿debemos reprimirlo, o externarlo?

Diversos estudios señalan que contener el enojo se relaciona con el surgimiento de úlceras, hipertensión, cardiopatía y estados severos de ansiedad.

Liberar el enojo y la ira también podría ocasionar problemas e inconvenientes, sobre todo si se expresa de una forma que dañe la propia dignidad y la de las otras personas.

Se hace necesario determinar el motivo del enojo y decidir si el enojo es la respuesta adecuada. Revisemos algunos escenarios:

1) Podría ser que te des cuenta que activarte por algunas ofensas no vale la pena.

2) Nota qué pasaría si intentas reinterpretar la situación y revalorar lo ocurrido.

3) Ver y escuchar lo ocurrido desde el punto de vista de la otra persona.

4) Evitar la fuente del enojo o ira.

Cuando expresar el enojo o la ira es necesario, una forma adecuada es hacerlo de forma asertiva, sin agresividad ni pasividad. La expresión asertiva del enojo o de la ira suele ser un reto, sin embargo, es posible.

Recuerda qué haces normalmente para calmarte ante cualquier situación: debe ser algo que te funcione siempre, portátil, sin riesgos, que puedas utilizar en cualquier lugar y que te garantice la calma y tranquilidad. Si tienes inconvenientes para encontrar tus recursos de estabilización y autorregulación, puedes solicitar ayuda psicológica profesional.

Cuando se tiene calma interior, la salud física tiende a mejorar.